sábado, 23 de abril de 2016

San Jorge contra el nuevo dragón


Venerado en diversas culturas, santo patrón y protector de ciudades, naciones y reinos, el legendario San Jorge es desde hace siglos un símbolo de la lucha contra el mal. Es representado tradicionalmente en forma de caballero medieval luchando contra un feroz dragón para salvar a una doncella que iba a ser devorada por la inmunda bestia. En calidad de caballero no faltan infinidad de leyendas que le atribuyan milagrosos hechos de armas al lado de huestes cristianas peleando contra infieles. Paradójicamente, porque ocurre que San Jorge es también venerado en algunos entornos musulmanes. El mundo cristiano celebra su fiesta el 23 de abril, ya que en esa fecha del año 303 se supone que murió decapitado por negarse a renunciar a su fe cristiana.

Pese a que su historia arranca en Capadocia (actual Turquía) allá por el 280, en pleno imperio romano, son muchísimos los lugares del planeta que hoy celebran la festividad de San Jorge, desde el Cercano Oriente  y África hasta América Latina tras pasar por Europa. Entre ellos figura en un lugar preferente para quien esto escribe la mediterránea Catalunya, donde se celebra desde muy antiguo el día de los enamorados, fiesta primaveral por excelencia, en la cual es tradición de obligado cumplimiento regalar una rosa roja a la amada. Y puesto que el 23 de abril es a la vez el Día Internacional del Libro, es costumbre también en esta fecha regalar libros, ya sea o no en correspondencia al obsequio de la pasional rosa.

Es lindo ver cómo los tiempos cambian en tanto que se conservan tradiciones como la que nos ocupa. Que la gente se obsequie, ya sea como testimonio de amor o simplemente como manifestación de franca amistad, nos muestra que la especie humana, pese a las muchas atrocidades que ha cometido y sigue cometiendo, encierra en su propia naturaleza gérmenes de bondad capaces de sacar a flote este mundo que cada día tenemos más motivos para considerarlo poco menos que perdido. La irracionalidad y la codicia destruyen a velocidad de vértigo de forma irreparable la naturaleza, en tanto que la maldad y la ambición destruyen logros sociales que habían sido elaborados trabajosamente a lo largo de años de reflexión y esfuerzo.

Figuras como la del legendario San Jorge, capaces de entregar su vida antes que renunciar a su fe, nos pueden servir de estímulo, más allá de que creamos o no en ellas, para mantenernos firmes en nuestras convicciones más hondas, aquellas que dan base a nuestra existencia y fundamentan nuestro modo de vivir. Seguir los dictados del corazón, más allá de toda consideración de conveniencia es lo que impulsa las grandes empresas, lo que nos hace vivir humanamente y nos hace pelear contra las injusticias. Porque no son quimeras, como en las legendarias narraciones, lo que nos amenaza hoy día sino la criminal organización a nivel mundial de una codicia tan monstruosa como nunca la habíamos imaginado. La mentira, la falsedad y el crimen están a la orden del día en gran parte del mundo que otrora se autodenominó civilizado y hoy se las da de inteligente, lo cual demuestra que no fue ni es una cosa ni la otra. Dándoselas de civilizado destruyó admirables civilizaciones y hoy destruye el planeta que habitamos con gran perjuicio para toda la humanidad.

Si el crimen se organiza a nivel mundial, justo es que a nivel mundial se organice la defensa. Por eso hoy más que nunca son de aplaudir las acciones de resistencia que diversas organizaciones civiles promueven en muchas ciudades. Concretamente acá en España, en este fin de semana hay en varias capitales de provincia actos de protesta por la inhumana conducta de esa UE a la que no le basta con financiar y organizar guerras sino que luego niega la acogida a quienes de ellas huyen. Y acá en Catalunya, Barcelona encabeza un movimiento de municipios que se niegan a aceptar el Tratado Internacional Transatlántico TTIP. Más que intereses políticos partidistas, lo que necesitamos hoy son organizaciones civiles que creen conciencia y velen por el cumplimiento de normas y conductas justas que garanticen la convivencia de la humanidad en justicia y paz. Por fortuna se dan en todas partes, aunque habrá que ver si en grado suficiente, pues grande es el monstruo que nos ataca. Pero que surjan es ya motivo de estímulo y esperanza.


En este 23 de abril, en plena primavera boreal, desde un entorno ciudadano repleto de rosas y libros y sonrientes expresiones de felicidad, invocamos al Caballero San Jorge, defensor de causas justas, inspirador de amorosas grandezas generadoras de vida, para que su espíritu penetre con fuerza en el pensamiento colectivo de todos los pueblos, empezando por los que sufren la brutal agresión del neoliberalismo y pasando por los que además de ese repugnante mal padecen el del individualismo y la indiferencia. Los libros y las rosas ofrendadas con amor no pondrán fin a la deshumanización que nos aqueja, pero los sentimientos que a tales actos nos impulsan harán aflorar, sin duda, acciones que la mitiguen y remedien. /PC

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