Las monjas deben ser “madres y no
solteronas”
Semejante lenguaje en boca de la máxima autoridad de la
Iglesia Católica Romana no merece otro calificativo sino el de vergonzoso.
Vergonzoso por irrespetuoso y machista. ¿Se le ocurriría al papa Francisco
llamar solterones a los frailes y los curas? ¿Por qué, pues, a las monjas, sino
porque tiene asumido el machismo que ese término conlleva? “De la abundancia
del corazón habla la boca” (Mt 12,34)
Fuese cual fuese la intención que motivó esa expresión,
quien por el lugar que ocupa debiera dar muestras de respeto y no
discriminación, tanto en el lenguaje como en las acciones, no lo está haciendo.
En el lenguaje, ya vemos. Y para los hechos no hay más que mirar su empeño en
someter a obediencia a la Conferencia de Liderazgo de Mujeres Religiosas
(LCWR).
Pero no es de extrañar esa conducta en alguien que fue
elegido por un cónclave con abundancia de
mentes conservadoras y retrógradas. Ya se aseguró de que eso ocurriese
el nefasto papa Juan Pablo II, de origen polaco y clara militancia
anticomunista. Un papa enemigo de los curas y monjas que tomando la opción por
los pobres se vieron desprotegidos por la mayor parte de la jerarquía a la cual
debían obediencia. Un papa que apostó claramente por el capitalismo, por ese
sistema económico defendido por militares y paramilitares en todo el continente
sudamericano. Un papa que con tal de frenar el avance de cualquier ideología
contraria al capitalismo no dudó en bendecir a los criminales que esclavizaban
a los pueblos.
¿Quién puede ser en pensamiento y sentimientos alguien
elegido por gente tan autoritaria y retrógrada en materia de derechos humanos y
caridad cristiana? Nadie de quien ningún miembro de su iglesia que tenga un
mínimo sentido de la dignidad humana pueda sentirse orgulloso.
La grosería del lenguaje empleado para dirigirse a las
religiosas que recibió en audiencia no denota sino una lamentable falta de
calidad humana, una nula sensibilidad ante los problemas que la violencia
machista sigue desencadenando en el mundo. Y lo inoportuno de esa frase puede
verse en los comentarios de todo orden que ha desencadenado en diversos medios
de comunicación digital.
Lamentamos muy de veras que la Iglesia Católica Romana
esté regida por semejante persona. Lo lamentamos porque bien a las claras se ve
cuál va a ser la línea de su mandato, bien distinta de la que auguraron algunas
estimadas voces del mundo eclesial de América Latina, quienes movidos por la
buena fe y quizá por una deseada esperanza se deshicieron en pronósticos
favorables.
Lo lamentamos por la desilusión que los esperanzados
fieles católicos van a sufrir. Pero lo lamentamos muy especialmente porque
creemos en la capacidad salvífica del mensaje evangélico. Creemos que una
Iglesia seguidora en verdad del Jesús de Nazaret que nos muestran los
evangelios tiene mucho a aportar en este mundo gobernado por la soberbia, la
codicia y la violencia.
¡Qué pena que se comporte de ese modo quien mayor ejemplo
debiera dar de humanidad y caridad cristiana!+ (PE)
SN 0034/13
No hay comentarios:
Publicar un comentario