lunes, 21 de febrero de 2005

Referendum sobre la Constitución Europea ¿Será posible?)

¿Dicen que el pueblo ha dicho SÍ? ¿Qué porcentaje de la población ha dicho SÍ? ¿Y como se puede considerar legítima una charada semejante? ¿Qué se le ha ofrecido a la ciudadanía para que decida sino frases publicitarias huecas y ausentes de verdadero contenido?
 

Si ya es una tomadura de pelo consultar al pueblo sobre un hecho consumado, todavía lo es más decir que el pueblo español ha refrendado con un SÍ la propuesta que se le hacía. Un SÍ que no alcanza más que al 32,34% del censo de votantes. Porque no nos engañemos: la mayoría de la población española, el 67,66%, le ha dado la espalda a esta propuesta, ya sea votando NO (7,14%), ya votando en BLANCO (2,52)%, o yéndose al campo (58%). Y se engaña quien piense que la población sensata ha votado SÍ (32,34%) en tanto que el resto de la población votante (67,66%, bastante más de la mitad) son un hatajo de irresponsables. Que nadie pues se engañe porque la realidad del día de hoy nos dice que esta Europa del dinero que están haciendo los políticos según su conveniencia no entusiasma a la mayor parte de la población votante española (67,66%).

Pero no nos engañemos tampoco pensando que eso les importa un pimiento a los poderes fácticos. Ellos pasan de todo el mundo y van a la suya plenamente conscientes de que tienen la sartén por el mango. De que están construyendo SU MUNDO, ese mundo inhumano que no toma en consideración más que a una minoría de la especie y condena con desprecio al resto. ¿Que se equivocan? Naturalmente que se equivocan, y pagarán por sus errores sus hijos y sus nietos y todas las futuras generaciones, porque el bien, o es común o no es bien para nadie.

Ese SÍ estaba ya cantado de antemano, como cantado está el mundo que se nos avecina, porque uno y otro son consecuencia de la deshumanización que padecemos. Quien crea que es posible que de la noche a la mañana la mayoría de la población despierte y tome conciencia, se equivoca. La conciencia es inherente a la especie humana y nace por tanto con el individuo, pero crece con la persona si esta tiene la debida nutrición intelectual y espiritual, o en caso contrario se atrofia. Crear conciencia, desarrollar la dimensión humana de la persona, eso que llamamos espíritu o alma, que al fin y al cabo es lo que nos caracteriza como seres humanos, es la tarea específica de la educación, que no de la instrucción ni del adoctrinamiento. Desvelar el alma, hacer que cada cual sea capaz de discernir por sí entre el bien y el mal es el fin supremo de la educación.

Pero no estamos educando. Estamos tan solo instruyendo y adiestrando a la población para que esta sea útil a lo que quienes la manejan quieran obtener de ella. Y no tan sólo eso, sino que estamos haciendo a nuestras futuras generaciones esclavas de una forma de vida impuesta por los poderes fácticos. De modo que en realidad, en culpable complicidad con quienes manejan el sistema estamos deseducando, adiestrando, domesticando, sometiendo a las jóvenes generaciones. Y digo culpable no sin una cierta mala conciencia, pero no puedo evitar creer que la especie humana toda tiene la facultad de discernir, y que quienes nos dedicamos a la educación tenemos la obligación moral de asumir de forma responsable nuestra profesión, algo que en el conjunto del colectivo ni siquiera se contempla.

Si por falta de conciencia la gente se muriese, la población occidental quedaría diezmada hasta el punto de que la pandemia del SIDA sería comparable a un simple resfriado.

Pero no quiero terminar con pesimismo. Una buena parte de esa abstención, de esos votos en blanco, de ese rotundo NO que hoy se han manifestado, no son sino cantos de esperanza. Es un indicativo de que hay una parte de la población, vete a saber cuanta, que todavía tiene conciencia. Esperemos pues que pueda ser la levadura que fermente en el interior de la masa. /PC
 
| kaosenlared | 21-2-2005 a las 2:49 | 1032 lecturas | 9 comentarios
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