sábado, 5 de marzo de 2005

Utopía y debate en la red

Nada podemos construir en la realidad si antes no lo hemos construido en nuestra propia mente.


Todo cuanto nos rodea existe en nuestra vida porque existe en nuestra mente, en nuestro Universo Mental, que es un universo tan real como reales somos nosotros mismos. Y porque todo cuanto sentimos, vivimos y pensamos ocurre en nuestra mente, nada podemos hacer si previamente no se gesta en ella el motivo para nuestra acción. De ahí que la construcción de ese Mundo Nuevo que queremos exija como condición sine qua non que cada cual lo construya en lo más hondo de su propia persona, en su yo más profundo, en su propia mente. Porque de lo que se trata es de que CONSTRUYAMOS con nuestra propia acción ese mundo que queremos. ¿O es que acaso pensamos que alguien nos lo va a construir?

A menudo nos damos cuenta de que el mundo en que vivimos no nos gusta, y ausentándonos de la realidad nos paramos a soñar en otro. Pero ese mundo ideal, utópico, que quien más quien menos sueña de vez en cuando, no sirve más que a quien lo sueña si no pasa de ensueño. Y ni aun así, porque de ensoñaciones no se vive. Vivir en la realidad material exige una continuidad de actos destinados a satisfacer las necesidades que esa realidad material impone. Con todo, hay que advertir que esa realidad soñada no llegará jamás si no va precedida de un sueño largo, denso, reflexivo y bien elaborado. Tanto es así que me atrevo a decir que el mundo que a diario colaboramos a construir con nuestros actos obedece en gran medida a nuestros sueños. Por eso alguien pudo decir que «el mundo lo construimos quienes lo soñamos».

Nuestros debates en la red bien pudieran ser parte de ese soñar esperanzado que nos mueve a estrujarnos el cerebro mientras tecleamos. La red nos permite compartir inquietudes y pensamientos, hacer participar a los demás de nuestras reflexiones y participar a la vez de las suyas. Y aunque es evidente que el debate, las ideas, el pensamiento solos no bastan para transformar el sistema, son imprescindibles para despertar la conciencia, para desvelar el alma, para ayudarnos a salir del letargo conformista. Por eso todos los totalitarismos han puesto gran cuidado en evitar los debates sobre la ideología oficial y la difusión de pensamientos contrarios a ella, porque sin la comunicación entre las personas y la difusión de ideas que de ella resulta es imposible aunar acciones. Y por eso ningún totalitarismo, ni aun el más voluntarioso y bienintencionado puede servir de camino para la Utopía.

Utopía es sinónimo de Fe. Si no creemos que un mundo mejor es posible no lo podremos siquiera imaginar, y aun menos podremos construirlo, y esa Fe tenemos que nutrirla emocionalmente mediante la comunicación entre quienes la compartimos. La Utopía exige la crítica del Sistema, una crítica permanente en la que participe en pleno toda la sociedad, en la que se oigan por igual todas las voces, hasta las más humildes, ya que en todas hay un algo de sabiduría. La Utopía exige propuestas nuevas, distintas a las que los gobiernos nos ofrecen, ya que esas están pensadas solamente para beneficio de los poderosos, y está claro que la novedad de esas propuestas hay que alumbrarla de algún modo. Y la Utopía exige también la acción necesaria para que todo eso, el debate y las propuestas, llegue al público amorfo, a los individuos que no tienen mayor motivación que satisfacer las necesidades que les va creando el Sistema, y es evidente que ahí la red cumple una función coordinadora importante.

Pero hay algo que me parece no debiéramos olvidar quienes colaboramos habitualmente en ésta y otras páginas, y es que no se trata de «convencer» a nadie sino de ayudar al prójimo a construirse su propio criterio al mismo tiempo que reconsideramos el nuestro. Y no obstante a menudo nos empecinamos, como si se tratara de convertir nuestros sueños en realidad tan sólo mediante las palabras de los argumentos que con alarde de ingenio nos cruzamos. Porfiamos obstinadamente con un afán desmesurado por «convencer», sin darnos cuenta de que esa actitud es justamente el principal aspecto negativo de nuestra acción. Pienso que nadie es suficientemente sabio como para que el total de la sociedad salga ganando con la imposición de su pensamiento. Si por definición la Utopía es sinónimo de búsqueda del mayor Bien Común, no es mediante ningún pensamiento único como la haremos brillar sino ayudando a que cada cual encuentre en su interior la necesaria Luz. /PC
 

Kaosenlared | 5-3-2005 a las 13:54 | 798 lecturas | 4 comentarios
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