lunes, 14 de febrero de 2005

Apuesta por la Insensatez

Una vez más en el alma de las gentes con conciencia se baten en duelo el Pragmatismo y la Utopía, y una vez más el previsible desenlace no debe ser una invitación a rendirse sino a seguir luchando. 


Ante la proximidad del referéndum sobre la Constitución Europea y los cada vez más numerosos argumentos en favor de una mayor exigencia ética en el contenido de ese documento que se nos ofrece a votación, son muchas las voces «sensatas» que abogan por el SI a ultranza, ya sea por convencimiento del beneficio humano que esa propuesta conlleva o bien porque aun no satisfaciendo sus aspiraciones temen que su rechazo pueda dejar el proceso de unificación europea estancado por un largo e imprevisible período de tiempo. Pues bien, quiero dejar claro desde un principio a quien me lea que me parecen legítimas y respetables esas actitudes, pero que en modo alguno las comparto.

Vivimos en un mundo que lleva siglos apostando por la Sensatez, por el Pragmatismo más gris y anodino, huyendo del dolor propio y sin reparar en el que con tal actitud se consiente y aun se propicia en los otros, y no parece razonable esperar que de la noche a la mañana una parte considerable de la población apueste por la Utopía, sinónimo de Insensatez. Máxime si tenemos en cuenta todo lo que la historia nos enseña sobre el camino que siguieron quienes «insensatamente» decidieron enfrentarse al poder. Hay muchos nombres famosos y sobradamente conocidos en nuestra cultura, de modo que no voy a citar ninguno.

La Sensatez ha sido siempre el arma que han esgrimido tanto las almas timoratas como quienes con mejor o peor intención tienen por objetivo el control de los acontecimientos mediante la autocensura o la represión de su entorno social. Esta civilización occidental, teóricamente cristiana desde hace diez y seis siglos, no obstante haber protagonizado episodios históricos verdaderamente monstruosos ha hecho gala de Prudencia y Sensatez prácticamente siempre en el momento de tomar sus decisiones políticas. Y a la vista de todo el mundo está el resultado de tanta Sensatez. Colonización, esclavitud y genocidio en América, África, Asia y Oceanía. Devastación de espacios naturales en la práctica totalidad del planeta Tierra con exterminio irreparable y aun progresivo de especies vivientes. Injusticia, desigualdad, miseria, hambre y muerte a raudales en beneficio de la minoría dominante occidental de origen europeo.

Podríamos pensar que todo eso ocurrió en tiempo pasado, y que de entonces acá este mundo occidental ha hecho un sano proceso de reflexión, de modo que la Sensatez y la Prudencia estarán a partir de ahora al servicio de la Humanidad. Sí, podemos creerlo si eso es lo que deseamos creer, si de ese modo tranquilizamos nuestra conciencia sin tener que tomar ninguna posición contraria a la de la mayoría, que siempre es un riesgo moral aunque no de ningún otro orden ya que nadie va a poder pedirnos cuentas de nuestro voto secreto. Podemos pensar y creer lo que más nos plazca, y en realidad eso es lo que hacemos invariablemente en todos los instantes de nuestra vida. Pero en conciencia verdadera, nadie va a poder escurrir el bulto. Otra cosa es para quienes viven sin conciencia.

En mi opinión, después de todo lo que se ha dicho y aun se dice en los medios en torno a este tema, quienes reflexivamente decidan votar NO para dar testimonio de su interno deseo de que otras formas de pensar tal vez menos sensatas pero mucho más utópicas entren en juego en el panorama político de Europa, cargarán sobre su conciencia la posibilidad de cometer un gran error, de obrar con falta de visión, de estar del lado del inmovilismo más retrógrado..., y en algún momento podrán incluso llegar a pensar que le han estado facilitando el juego al gigante americano. Todo esto y muchos más pensamientos culpabilizantes pueden sin duda llegar a turbar a esas almas bondadosas y utópicas. Sí, sin duda alguna votar NO, aun con la mejor de las intenciones, es un grave riesgo de conciencia. Pero ante la duda, aun a riesgo de esa posible turbación, yo me atrevo a decir recordando a Ernesto Cardenal cuando en 1983 Juan Pablo II le amonestó públicamente durante su visita a Nicaragua: «Permítasenos, si más no por una vez, equivocarnos por causa de la Utopía ya que tantas veces nos hemos equivocado por causa de la Sensatez». /PC

http://old.kaosenlared.net/noticia/apuesta-por-la-insensatez   

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