sábado, 9 de noviembre de 2013

El papel de lo afectivo en la vida pública

Una aproximación a la conducta insolidaria de la población pasiva y a la irracionalidad del “esquirol”


No hacen falta muchas luches ni haberse quemado las pupilas en largas horas de estudio para ver que los seres humanos nos movemos a golpe de corazón, con desprecio claro del intelecto. No es la razón lo que rige nuestra conducta sino toda la estructura afectiva de la persona.

Amamos aquello con lo que nos identificamos y nos identificamos con lo que mejor relación afectiva hemos tenido a lo argo de nuestra vida o en momentos emocionalmente significativos. Y todo ello al margen de cualquier análisis ético, de cualquier reflexión, de la más mínima actitud racional.

Me trae esto a la cabeza el caso de tantas personas religiosas de América Latina que mantuvieron posturas desafiantes con el autoritarismo papal y que ahora no cesan de loar al actual pontífice hijo de su misma gran patria. Y también el caso de un exjesuita que en anteriores conversaciones estuvo muy en contra de la estructura piramidal de la ICR pero que ahora ve con buenos ojos los “signos de humildad y renovación” del actual papa Francisco, jesuita también al igual que él. Y también de un obispo que fue muy crítico con el papa Wojtyla, al cual se enfrentó abiertamente en muchas de sus alocuciones y actitudes, que desde Brasil pide ahora unidad junto al actual pontífice de origen latinoamericano. ¿De verdad creen esos buenos católicos que el actual Papa Francisco, ex Cardenal Bergoglio, va a hacer cambios sustanciales en la ICR, o son los lazos afectivos de paisanaje y compañerismo que a él los unen los que así hacen que se comporten? ¿De verdad ignoran que el otrora Bergoglio no recibió nunca a las Madres de la Plaza de Mayo, no pronunció nunca una sola palabra en denuncia de los crímenes que estaba perpetrando la dictadura y que no los condenó luego, durante el tiempo que fue primado de Argentina?

Seguro que todos ellos tienen razones que expliquen o justifiquen su conducta. Incluso pudiera ser que alguien me señalase que mi subjetividad entró en juego a la hora de hacer mis observaciones. Bien pudiera ser, pues que soy humano y según digo y sostengo en este escrito me muevo a golpe de corazón, lo cual hace que prevalezcan en mí actitudes anticlericales. Pero hay otros muchos ejemplos que nos pueden llevar a similares conclusiones. Tales son las conductas partidistas de los aficionados al fútbol, quienes por lo general no tienen ojos más que para las maravillosas jugadas de su equipo y las deleznables faltas del contrario. Y no digamos ya en el campo político donde a la pasión se le une a veces algún que otro interés material.

En el terreno político el corazón no está más ausente que en los campos mencionados. La imagen de los líderes y el entorno social de quienes les siguen juega un papel importante en las preferencias del público. Un amigo me contaba de alguien que se jactaba de votar a la derecha porque consideraba que eso era signo de distinción social. Y no importaba que el voto fuese secreto, porque él lo compensaba pregonando a los cuatro vientos cual había sido su elección.

Las conductas señaladas pueden parecer irracionales y aun pueriles, pero no por ello son menos verdaderas ni frecuentes en nuestro entorno. Hoy las observamos en una buena cantidad de fanáticos españoles que se muestran incapaces de reflexionar sobre el derecho del pueblo catalán a tener un estado propio y gobernarse a su antojo sin la tutela del gobierno de España. Son gentes que no aceptan los derechos del otro pero que no cejan de argumentar en favor de los propios y defenderlos a fuego y espada aun cuando estos conlleven privilegios claramente injustos. Son gentes que sin ser necesariamente violentas aceptan la violencia como forma válida para la relación social, si más no entre pueblos y naciones.

Quienes ejercen el control de la población en los diversos estados del primer mundo conocen muy bien el papel que lo afectivo ejerce en las conductas grupales. Esa es la razón por la que invierten grandes sumas de dinero en desinformar y seducir a las masas mediante el pan y circo de la antigua Roma en versión siglo XXI. Mantienen distraída a la gente con el consumo de nuevas tecnologías; desinformada con los medios de comunicación; seducida con oropeles de escaso valor humano pero de elevado precio social... Y acobardada y muerta de miedo mediante amenazas y duras acciones represivas.

No es fácil luchar contra un capitalismo tan poderoso y tan inteligentemente organizado. No es fácil porque librarse del poder que nos oprime exige a cada cual liberarse previamente del afecto que le tiene al entorno de la ideología capitalista, algo bastante difícil de llevar a cabo sin ayuda externa. Y no está el sistema dispuesto a favorecer esas ayudas sino a entorpecerlas y reprimirlas.

Hoy, como en los viejos tiempos de quienes lucharon en favor de sus hermanos de clase, las acciones colectivas son absolutamente necesarias. Nadie puede hacer nada en solitario. Es preciso compartir nuestro pensar y sentir entre iguales para así unirnos en lazos fraternos. Debemos organizarnos democráticamente desde abajo, desde lo cotidiano, desde esa realidad punzante que la tiranía de los ricos nos impone. Tan solo la fraternidad auténtica, verdadera, no interesada ni teórica nos puede traer la igualdad y la libertad redentoras que necesitamos para subsistir en tanto que seres humanos. Y alargándome un poco más diré también en tanto que especie, porque de seguir gobernados por esa locura que es el capitalismo, el final de la humanidad está cercano. /PC

PUBLICADO EN: 

http://www.kaosenlared.net/secciones/s2/opinion/item/73306-la-irracional-conducta-del-%E2%80%9Cesquirol%E2%80%9D.html 

http://ecupres.wordpress.com/2013/11/14/el-papel-de-lo-afectivo-en-la-vida-publica/

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