jueves, 12 de septiembre de 2013

La Vía Catalana por la Independencia, un camino hacia la Libertad


Hemos celebrado el Gran Día de la Patria Catalana. Hemos enarbolado nuestra vieja bandera de cuatro franjas rojas sobre fondo gualda a la cual hoy añadimos una estrella en demanda del estado propio que reclamamos como nación que somos.

Hemos dejado bien claro que no queremos ser parte de ese Estado Español que nos gobierna a su antojo, que nos somete y humilla y nos trata como botín de guerra desde que en 1714 los ejércitos de la corona española nos derrotaron en lucha desigual. Que queremos un estado propio que nos dé el lugar que nos corresponde en el concierto de las naciones, con pleno reconocimiento de nuestra lengua catalana, máxima representación de nuestra identidad nacional.

Todo eso ha quedado claro. Pero ¿es eso todo lo que queremos? ¿No queremos ser un pueblo totalmente libre, digno, gobernado con justicia y sentido de la responsabilidad? ¿No queremos librarnos también de toda esa pandilla de hipócritas que nos engañan vilmente gritando INDEPENDENCIA mientras nos recortan derechos básicos y nos roban patrimonio público? ¿Queremos seguir teniendo esa especie de “democracia” de salón que manejan unos cuantos para beneficio propio mientras nos asfixian económicamente cada día más? ¿Queremos seguir siendo parte de esa Unión Europea que no es sino un lobby de banqueros, por no decir buitres, que no aspiran sino a dejarnos en los huesos? ¿Acaso pensamos que siendo independientes de España ya nos habremos quitado de encima a toda esa cuadrilla de explotadores profesionales?

Hemos proclamado nuestra existencia como nación, pero no como pueblo. ¡Santa inocencia! ¡Poco bien que les va eso del patriotismo a los demagogos que nos gobiernan y a quienes a su lado obtienen beneficios!

A luchar por la patria siempre enviaron al pueblo. A trabajar por el bien común, también. Soportar y sufrir calladamente toda clase de sacrificios, también siempre le toco al pueblo. A ellos lo que les toco siempre fue sacar tajada de todo ese sufrimiento.

Nadie piense que somos contrarios al sentimiento patrio. De lo que estamos totalmente en contra es de la manipulación que de él se hace. Es por eso que opinamos que no debemos hablar de la patria catalana sin hablar a un tiempo del pueblo catalán.

El pueblo catalán es mucho más que una farándula de fiesta mayor. Mucho más que un club de fútbol, que un puñado de glorias deportivas, de famosos mediáticos, de celebridades sociales, de todo eso que los vivos de turno ponen ante nuestros ojos para encandilarnos. Somos un conjunto de seres humanos con sentido de la responsabilidad y con dignidad. Con una dignidad que cada día pisotean más los políticos profesionales, atentos sin ninguna clase de escrúpulos a velar por los intereses de los ricos, de los poderosos, de los que imponen su ley en Cataluña, en España, en Europa y en el mundo, que son quienes les pagan el sueldo. 

Que debemos recuperar la libertad que España nos arrebató por la fuerza de las armas hace tres siglos es incuestionable. Pero debemos recordar en todo momento que ningún pueblo es libre mientras acepte que alguien lo esclavice. Tan solo poniendo la dignidad en el primer plano de nuestras reivindicaciones podremos caminar hacia la libertad.

No es la codicia lo que nos hará libres. No es el egoísmo, el afán de vivir cada día mejor a despecho de de quien sea y de lo que sea, incluso de que otros tengan para ello que vivir peor. No, eso nunca nos llevará a ser un pueblo libre. Eso nos hará ir cada vez peor, nos llevará a caminar de la mano de los estafadores, de los ladrones, de los que se hacen ricos empobreciendo a los demás. Estafadores y ladrones que seguiremos teniendo en nuestra propia patria, como ya los tenemos ahora. Estafadores y ladrones que nos traicionarán y venderán a los poderes internacionales al igual que nos han vendido al poder de España.

La sabiduría nos dice que cada cosa tiene un lugar y un momento bajo el sol. El 11 de setiembre es el Gran Día de la Patria Catalana, el día y la hora de reivindicar nuestra soberanía, nuestra independencia, y no es prudente mezclar ahí nada que pueda debilitar esa lucha, esa reivindicación. Pero no por ello el pueblo catalán debe perder su Norte. No debemos abandonar nuestra ruta. No debemos seguirles el juego a los traidores, caer en sus trampas, hacernos cómplices suyos. Juntos sin fisuras ni divisiones internas, sí; pero teniendo muy presente qué queremos nosotros en tanto que pueblo y qué quieren ellos en tanto que élite social.

Ahora hemos enarbolado banderas estrelladas, como debía ser. Pero día y hora ha de haber para blandir también la hoz, según cantamos en nuestro himno patrio “Els segadors” (“Los segadores”). No para degollar a nadie sino para dejar bien claro que no somos un atajo de bobos meciendo un sueño romántico sino un pueblo con plena conciencia y dignidad, dispuesto a luchar por sus derechos y a valerse de cuanto tenga a su alcance contra quienquiera que intente humillarlo y explotarlo, sea quien sea y de la nacionalidad que sea.

Puede verse la versión en lengua catalana en:
http://pepcastelloenllenguapropia.blogspot.com.es/2013/09/la-via-de-la-independencia-un-cami-cap.html

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