miércoles, 29 de julio de 2015

Resistir

Taizé, julio de 2015. Cantos y silencio. Meditación y reflexión. Un taller de resistencia en torno al testimonio de una joven de un pueblo originario de América del Norte.


Según cuenta la historia, a partir del siglo XV la Europa cristiana se empleó a fondo en extender su dominio sobre el continente americano. Entraron a degüello, como entraron siempre y todavía entran los invasores. Despojaron y esclavizaron a la población originaria cuando no la exterminaron y se declararon amos de aquellas tierras y señores de aquellos pueblos. Y desde entonces acá, pese a la mucha resistencia ejercida, el destino de los habitantes de América ha estado en manos de los invasores y sus descendientes.

Entre los muchos males que los colonizadores llevaron al nuevo continente está ninguneo de los originarios supervivientes al genocidio. Ya no fueron más lo que eran sino que pasaron a ser súbditos de las diversas coronas europeas que los sometieron. Súbditos con deberes pero sin derecho alguno, condición que en la práctica se mantiene en gran medida aún hoy día.

Otro gran mal fue eso que entendemos por progreso, que consiste en el cambio de unas formas de vida armoniosas y acordes con la madre naturaleza por otras agresivas para el medio ambiente y generadoras de desigualdad social, exclusión y miseria. Hoy los descendientes de los invadidos viven en su mayor parte en condiciones infrahumanas, marginados y sometidos a la codicia de los colonizadores.

Pero la vida no se rinde fácilmente. El espíritu que animó a los ancestros sigue vivo en los descendientes y aunque mezclados en gran parte con la población que los ignora ha desarrollado en algunos individuos el ánimo de la resistencia. Resistencia a ser borrados de la historia. Resistencia a las mentiras difundidas en torno a los hechos acontecidos en tiempos de la invasión. Resistencia en defensa de su patrimonio cultural y la dignidad que en tanto seres humanos les corresponde. “Gracias doy a la desgracia y a la mano con puñal porque me mató tan mal que sigo cantando” (María Elena Walsh).

Tal ha sido el testimonio que trajo a este taller sobre la resistencia la joven originaria Reed TooBull, un testimonio que es una invitación a resistir ante toda opresión, ante toda injusticia, ante todas las mentiras que sirven para ocultar injusticias y crímenes. 

Los vencedores siempre han querido dar buena imagen. Pese a los desmanes que cometen, no suelen comportarse como gentes sin conciencia sino que tratan de granjearse la simpatía de la mayor parte de la población, ya sea con estratégicos gestos o con mentiras hábilmente urdidas difundidas por los principales medios de comunicación. Recordemos siquiera por un momento el mensaje que daban las muchas películas producidas en Holliwood sobre la conquista del Lejano Oeste. Los colonos invasores eran la buena gente; los indios invadidos unos salvajes sanguinarios; el Séptimo de Caballería era algo así como el buen ángel que protege a los buenos y destruye a los malos. Y veamos también las muchas mentiras que difunde el Imperio hoy día para justificar sus guerras en el mundo entero.

Los principales medios de información del mundo están hoy más que nunca en manos de los poderosos. Toda la información que transmiten está filtrada en favor de los intereses de sus amos. Millones de personas muy bien instruidas y bien pagadas trabajan para ellos. Tan solo una ínfima parte de las noticias que se difunden escapan a su control. La mentira toma carta de naturaleza hasta el punto de formar parte del pensamiento colectivo.

Nuestro mundo está ciego. Resistir es ser luz en las tinieblas. Es mostrar la verdad que nadie ve. Es negar las mentiras que todo el mundo a nuestro alrededor da por ciertas. Es denunciar las injusticias aceptadas mansamente por la gran mayoría. Esas son las grandes batallas que ha de librar la resistencia. Son grandes desafíos en lucha desigual. David contra Goliat. Pero son los pasos necesarios para cambiar el rumbo de la humanidad, para poner la fraternidad y la colaboración en el lugar que ahora ocupan el desamor y la competencia.

Resistir es tarea tuya y mía. Es tarea que concierne a todo ser humano que tenga despierta la conciencia. /PC



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