miércoles, 17 de junio de 2015

Acerca del “voto útil”

El miedo a que la derecha gane y la izquierda radical fracase hace que la gente prefiera dar soporte a la izquierda moderada, esa que no va a cambiar nada y va a asegurar que la injusticia persista.


Esa es la función de la izquierda moderada en el sistema parlamentario representativo, ofrecer al electorado una opción aparentemente contraria a la derecha pero que en realidad no lo es tanto porque va a seguir protegiendo los intereses de las clases privilegiadas y haciendo políticas que calmen al sentir popular pero que en realidad mantengan los privilegios de quienes ahora los gozan. 

La pregunta aparentemente razonable es: ¿por qué la gente no vota a la izquierda verdadera? Pues porque para eso están los medios de “información”, para desinformar y lavarle el cerebro al pueblo. Ignoran a la nueva izquierda y publicitan a los partidos de siempre.

Acá en Europa, tras la segunda gran guerra la CIA se aplicó muy en serio a desacreditar a los partidos y organizaciones de izquierda que pudiesen poner en cuestión todas las decisiones políticas desfavorables a los intereses de EEUU y del capitalismo. No dudaron para ello en cometer atentados y aun asesinatos a sangre fría y atribuirlos a organizaciones de izquierda mediante el control que tenía la derecha de los principales medios. Yanto se aplicaron los servicios de inteligencia a esa labor y tan bien lo hicieron que lograron crear en el sentir popular de toda la Europa occidental una gran animadversión por todo lo relacionado con el comunismo. Un sentimiento de rechazo que todavía hoy perdura.

Lo curioso e indignante a la vez es que no faltaron organizaciones y partidos de izquierdas que colaborasen en esa tarea de desinformar y promover la adhesión a esa falsa democracia que el occidente capitalista nos ofrecía. Entre ellos hay los partidos comunistas que se adhirieron al “eurocomunismo”, un invento que no era sino la renuncia clara a los principios que habían sostenido desde sus orígenes y la aceptación cabalmente vergonzosa del capitalismo y sus reglas de organización política.

Han tenido que pasar años para que todo eso llegase a conocimiento de una mínima parte del pueblo. Y si a ese desconocimiento le sumamos el conformismo de quienes siguieron representando a los partidos de izquierda en el sistema parlamentario establecido, es fácil entender que hoy la opción política que ofrecen las formaciones de izquierda genere desconfianza y entusiasme a muy poca gente.

Pero con el tiempo muchas cosas cambian. La derecha ha ido creciendo al amparo de ese soporte constitucional falsamente democrático y su prepotencia ha llegado a hacerse insoportable a una buena parte de la población. Eso ha dado lugar a que la gente, harta de engañoso bipartidismo, empiece a fijarse en algunos de los nuevos movimientos de izquierda que han surgido desvinculados de la veterana izquierda oficial. Y pese a que luchan en desigualdad de condiciones contra un enemigo fuerte y bien organizado, están empezando a cosechar frutos electorales de un pueblo que sufre en demasía la insaciable codicia del capitalismo.

Falta mucho todavía para que la gente se decida a apostar por la izquierda auténtica. La mayor parte de las mentes permanecen bajo los efectos del bombardeo de unos medios audiovisuales que lavan constantemente los cerebros de quienes les dedican su atención.

Vencer el miedo y apostar por lo desconocido no es fácil para nadie. El capitalismo nos ha ofrecido hasta hace poco una forma de vivir acomodada haciendo caer sobre poblaciones lejanas la mayor parte de los sufrimientos que esa buena vida comporta. Acá vivíamos bien mientras en lejanas maquilas cientos de miles de personas trabajan para nosotros en régimen de semiesclavitud cuando no de esclavitud entera. Un cambio de vida hacia posiciones más humanas nadie sabe lo que nos puede comportar pero quien más quien menos teme que sea renunciar a ese capitalismo que hemos venido idolatrando. Habrá que ver hasta cuando esa forma de sentir y no pensar va a estar vigente. 

Hoy por hoy la gente busca soluciones en formaciones políticas nuevas, más o menos a la izquierda de la izquierda tradicional. Habrá que ver hasta dónde el público es capaz de darles apoyo. Pero sea como sea, quienes siempre entregamos nuestro voto a la opción más roja que se nos ofreció sabemos que nunca lo desperdiciamos, porque esos votos que no lograron cuajar en aquel momento sirvieron para alentar a quienes los recibieron y animarles a perseverar en su lucha contra el coloso “invencible”. Y ahí están hoy esas nuevas formaciones de izquierda empezando a despuntar. 

No es inútil el voto que nace de la fe. Inútil es, las más de las veces, ese “voto útil” que nos da "pan para hoy y hambre para mañana" puesto que sirve para perpetuar lo inaceptable. /PC

PUBLICADO EN:
http://kaosenlared.net/acerca-del-voto-util/


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