miércoles, 26 de marzo de 2014

Violencia estatal en el 22N

La manifestación pacífica ciudadana se vio acosada por la violencia organizada del gobierno y tuvo que sufrir la provocación policial y la acción terrorista de grupos “incontrolados”. ¿Alguien duda de que quienes gobienana son  los sucesores de quienes se alzaron en armas contra la República?


Quienes gobiernan en el Estado español juegan muy sucio. Criminalizan las legítimas protestas de la ciudadanía, las reprimen con violencia, intentan ilegalizarlas con leyes mordaza y permiten organizaciones de carácter claramente fascista que en situaciones como la presente son idóneas para convertir actos ciudadanos completamente pacíficos en eventos violentos. Reprimir, apalear a la gente, desatar violencia de todo orden para asustar al pueblo y hacer que la gente desista… Ningún escrúpulo demuestra tener el gobierno en su empeño por mantener silenciado y sometido al pueblo.

Hay quejas en la policía. Varias voces sindicales piden destitución de mandos. Dicen que hubo descoordinación y que a fin de no causar mala imagen ante los observadores internacionales, les dieron órdenes expresas de no responder a los ataques violentos, lo cual supuso en muchos momentos un riesgo importante para su integridad física. Y añaden que las heridas sufridas por un considerable número de agentes son consecuencia de ese buen actuar policial.

Pero algo ahí no cuadra, porque testigos fiables aseguran que la policía inició cargas cuando nadie daba motivo para ello. Que disparó pelotas de goma contra la gente en una plaza llena de personas de todas las edades. Que hubo por parte de los antidisturbios actitudes francamente provocativas ante grupos de manifestantes jóvenes. ¿Qué pensar ante esa discrepancia informativa? ¿Es cierto lo que dicen esos representantes policiales, o es un ardid para dar mayor credibilidad a la versión del gobierno referente a la violencia de una buena parte de quienes se manifestaban?

De que el gobierno estaba interesado en provocar disturbios a nadie con un mínimo de información e imparcialidad le cabe duda. Retención de autocares durante el viaje, presencia policial desmesurada. Nada de eso hubo en las grandes manifestaciones del 11S catalán de 2012 y 2013 que reunieron un millón y medio de manifestantes cada una de ellas. ¿Por qué, pues, ahí sí?

Entre la policía misma hay quienes opinan que al gobierno se le puede ir de las manos el control de los grupos violentos y que ese descontrol puede hacer que haya victimas propiciatorias entre los mismos efectivos policiales. Que en su afán por generar violencia esos “descontrolados” se excedan en sus agresiones a la policía a fin de que esta reaccione con mayor violencia contra los manifestantes. Parece exagerado, pero el hecho de que esas no sean voces oficiales sino de agentes sin representación corporativa, lo hace bastante creíble.

¿Quiénes son, pues, esos violentos? ¿De dónde proceden? ¿Quién los maneja? ¿Con qué fin? Esas son preguntas difíciles de responder con datos, pero no carentes de indicios generadores de sospechas. Uno entre muchos es la detención hace pocos días de un conocido neonazi al que se le incautaron una pistola y un chaleco antibalas, pese a lo cual fue puesto prontamente en libertad. ¿Qué razones hay que justifiquen una tal conducta de las autoridades? ¿No será que personajes como ese le sirven al gobierno para desestabilizar manifestaciones pacíficas?

Todo es posible. No cabe descartar sospechas sino al contrario, mantenerlas vivas a fin de no caer en las trampas de las que nos alertan. Una de ellas es la de seguir el ejemplo de los “incontrolados” violentos y sumarse a ellos. La violencia se contagia y los jóvenes pueden caer fácilmente en ella. De ahí que esa sea una alerta a tener siempre muy presente, pese a que no siempre es fácil evitar encontrarse en medio de una refriega.

El gobierno está generando violencia porque sabe que ese es el campo donde puede ganar. Sabe que el pueblo evitará responder con violencia a la violencia del gobierno porque somos muy conscientes de que no llegaremos a parte alguna por medio de la violencia. Combatir la violencia del estado con la violencia del pueblo no es tan solo querer apagar el fuego con queroseno sino que es apostar claramente por la derrota, pues está claro que en ese campo ellos son los fuertes.

Luchadores veteranos señalan e insisten en que debemos valernos de la legalidad para combatir la ilegalidad de quienes gobiernan. Es difícil, pero no imposible. Tan solo hace falta para ello movilizar a la mayor parte de la población, lo cual significa haber logrado antes que toda esa gente tome conciencia del abuso a que se nos somete y de las posibilidades que tenemos de vencer si de verdad nos unimos.

Hacer pedagogía es la principal tarea de quienes sentimos ansia revolucionaria. Despertar la conciencia del pueblo. Hacer que la gente se interese de forma activa por lo que hacen quienes toman decisiones de gobierno. Hacer que se unan a plataformas ciudadanas. Ese es el único camino que nos puede llevar a la victoria, pues tan solo un pueblo concienciado y unido puede enfrentarse con éxito la tiranía. /PC

No hay comentarios:

Publicar un comentario